Queridos lectores de este Blog.
Voy a publicar una entrada relatando un gran fin de semana que pasé con Rocío en Segovia.
Todo comenzó el día que mi hermana me llamó por teléfono pidiéndome por favor que fuera a Segovia a cuidar a su perro. Le pregunte a mis amigas de clase si querían venir, pero por unas causas y por otras al final solo fuimos Chío y yo, pero eso no tenía que significar que nos lo pasaramos peor =).
Conseguimos llegar a la primera a la casa de mi hermana (menos mal). Y una vez allí la ayudamos a cargar el coche con todo lo que tenía que llevarse para ese fin de semana. El novio de mi hermana nos explicó donde guardaban la comida del perro, la nuestra, la cachimba, el alcohol, etc... ¿? ¡ja, ja, ja! En cuanto nos quedamos solas nos acomodamos en nuestras habitaciones y después fuimos a pasear al perro.
Lo que más hacíamos era pasear al perro, aprovechábamos y hacíamos turismo por la ciudad. Hubo un momento muy divertido en el que bajando por una de las calles principales, un chico vestido de torero se puso a torrear a Harry, el perro, y éste como es un cachorro corrió hacia él, el chico se tiró al suelo y Harry se le subió encima. Chío y yo estábamos alucinadas, y cuando separé al perro del chico, todos sus amigos lo cogieron en volandas y lo metieron en un bar. Fue muy divertido.
Nos montamos nuestras fiestas por las noches, por algo nos habían dicho dónde guardaban las botellas, je, je... Nos pintábamos mutuamente y así aprendíamos el método de la otra y salíamos guapas en las fotos. Nos pusimos unas copichuelas e hicimos varias cachimbas, ¡Qué bien nos lo pasamos! Mientras, Harry nos observaba desde otro sillón. Éramos más revoltosas nosotras que él.
El sábado dando un paseo... madre mía... Acabamos en el poblado gitano. Me ofrecieron cambiar al perro por un armario, la oferta según ellos era "barata, barata"... ¡Salimos sin prisa pero sin pausa! ja, ja, ja.
El último dia nos hicimos una comida rápida, de cosas fritas. Había algunas cosas que no sabíamos lo que eran, pero luego nos gustó todo. Aaaayyy... las bolitas rellenas de "algo" rojo... resultaron ser de pimientos rojos... ¡Chío tiene alergia al pimiento! La pobre si tiró toda la semana siguiente con la cara hinchada.
¡Lo siento Chío! (No quería envenenarte, como tú decías ;) )
¡¡Besos!!